Una maestra le llama la atención a un alumno, cansada de que éste no hace caso y fruto de la desesperación le castiga diciéndole que copie 200 veces una frase, pero resulta que a quien castiga es uno de los mejores de la clase jugando al fútbol; por ello, sus compañeros, sabiendo que si no consigue copiar el número de veces no podrá salir al recreo para jugar al día siguiente el partido, se reparten entre todos el castigo del compañero para que éste pueda jugar y ayudarles en el partido.
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