Le pedí a una compañera que acompañase a los alumnos de cuarto en la clase de educación física, mientras yo mantenía una reunión de la jefatura de estudios. Cuando llego al gimnasio, los alumnos ya había recogido el material, pero dos niñas preocupadas me dicen:
- Maestro este niño ha roto el "vate".
Me dirijo al servicio del gimnasio y miro el váter:
- ¿Que ha roto el váter? ¿y dónde está roto?
- No maestro, el "vate" de béisbol.
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